Hermanos y hermanas en Cristo:

Los saludo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esto no es solamente un tiempo penitencial, es un tiempo de renovación, una invitación a crecer más en el amor con Jesucristo. Nuestra celebración “24 horas para el Señor” fue un gran derramamiento de gracia a través de la Adoración de la Eucaristía, la oración y la Confesión. Penitencia en su conversión, girando hacia la verdad, la bondad y la belleza, Jesús la plenitud de la revelación de Dios.

El 13 de marzo, el Papa Francisco anunció un Año de Jubileo Extraordinario de Misericordia diciendo, “Queridos hermanos y hermanas, he pensado en cómo la Iglesia puede hacer clara su misión de ser un testigo de la misericordia. Es un viaje que comienza con una conversión espiritual. Por esta razón he decidido declarar un Jubileo Extraordinario que tiene la misericordia de Dios en su centro. Será un Año Santo de la Misericordia.”

El tema del Año Santo es Lucas 6:36, en el que Jesús dice a sus discípulos: “sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.” El Papa Francisco dijo: “Estoy convencido de que toda la Iglesia será capaz de encontrar en este jubileo la alegría de volver a descubrir y hacer fructífera la misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo”. Este evento está diseñado para ampliar el acceso al Sacramento de la Confesión teniendo parroquias con sus puertas abiertas durante períodos prolongados con sacerdotes disponibles para aquellos que vienen.

El Jubileo abrirá el 8 de diciembre – la Solemnidad de la Inmaculada Concepción – y cerrará el 20 de noviembre de 2016, la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Coincide con el 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II en 1965.

En la tradición hebrea, el Jubileo era cada 50 años para restaurar la igualdad. Las familias que tenían propiedad perdida y libertad personal los recuperaban. A los ricos se les recordaba que sus esclavos Israelitas serían otra vez sus iguales. La tradición Católica del Año Santo comenzó con el Papa Bonifacio VIII en el año 1300. Es un año de perdón de los pecados y el castigo merecido. Es un año de reconciliación entre enemigos, de conversión y de recibir el Sacramento de la Reconciliación. El Papa Francisco ha dicho, “la misericordia es lo mejor que podemos sentir: cambia el mundo. Un poco de piedad hace al mundo menos frío y más justo. Debemos entender correctamente esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que es tan paciente.”

Los invito a encontrar la plenitud de la misericordia, Jesucristo, a través del Sacramento de la Reconciliación. Esta es una oportunidad para que reciba el perdón y se llene de gracia que le permitirá crecer en la santidad, a ser más paciente y a crecer en generosidad. Esta parroquia está experimentando milagros de sanación y conversión a través de la Adoración de la Eucaristía, que mueve a la gente a volver a la confesión después de 10-12-15-20 y hasta 40 años. La generosidad proviene por el amor de Dios desde el vientre de nuestra madre. El amor nos mueve a desear ser generosos con la Iglesia, porque queremos participar en su misión de hacer presente la misericordia de Dios y proclamar el Evangelio a nuestros hijos y a quienes están buscando este amor más allá de toda comprensión.

Paz en Cristo, Padre Paul