Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Esta semana estoy lleno de alegría por las oportunidades que acompañan la visita del Papa Francisco. La mayoría de esta carta tiene las palabras del Papa, que es mejor predicador que yo. Como Vicario de Cristo, Francisco nos llama a ser un hogar acogedor para todos los que buscan a Dios y vienen a nosotros con heridas que necesitan sanación y en soledad buscando compañía.
El Papa Francisco en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba dijo: “La presencia de Dios en nuestra vida nunca nos deja quietos, siempre nos motiva al movimiento. Cuando Dios visita, siempre nos saca de casa. Visitados para visitar, encontrados para encontrar, amados para amar”. Estamos siendo llamados a salir de nuestro entorno de comodidad y afuera de las puertas de nuestras parroquias y casas para ser agentes de sanación y de unidad en el mundo. Somos llamados a orar por la conversión de los pecadores e invitar a casa a los Católicos que tienen una fe tibia o que se han alejado de la práctica activa de nuestra fe.
La Virgen María es el modelo señala el Papa Francisco: “Cada vez que miramos a María volvemos a creer en la revolucionario de la ternura y del cariño. Estamos invitados a vivir la revolución de la ternura como María, nuestra Madre de la Caridad. Estamos invitados a ‘salir de casa’, a tener los ojos y el corazón abiertos a los demás. Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre cercanía y compasión, y nos lleva a involucrarnos, para servir, en la vida de los demás. …Nuestra fe, ‘nos saca de casa’ para visitar al enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que ríe, alegrarse con las alegrías de los vecinos”.
“Como María, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad. Como María, Madre de la Caridad, queremos ser una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación. Como María, queremos ser una Iglesia que sepa acompañar todas las situaciones ‘embarazosas’ de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura, la sociedad, no borrándonos sino caminando con nuestros hermanos. Todos juntos, sirviendo, ayudando. Todos hijos de Dios, hijos de María…”
Estamos en un momento de grandes tensiones entre las enseñanzas de la Iglesia que recibimos por revelación divina y guiada por el Espíritu Santo, y nuestra consagración de la cultura del deseo personal e individual como el mayor de los valores. Sin embargo, los modelos de Jesús y María nos enseñan a amar a los demás para su bien y llevar nuestra cruz al seguir a Cristo. Llevar nuestra cruz es vivir un blanco “martirio” muriendo a los intereses egoístas para vivir como un pueblo de amor y compasión. El amor nos permite abrazar a los que no hablan inglés, los pobres, las viudas y los inmigrantes a imagen de Cristo sediento y sacrificado que debe ser amado y no simplemente tolerado.
Por favor vea EWTN en TV o en el internet para escuchar al Papa Francisco compartir la alegría del Evangelio. Este es un momento histórico en nuestras vidas.
Su siervo en Cristo, Padre Paul