Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Es difícil para mí irme a la Parroquia San Francisco Cabrini el 1 de julio, pues esperaba continuar como su párroco por cuatro años más. Hemos compartido nuestras luchas y amor mutuo, por eso deseo ayudarles con su tristeza y confusión. La transición no es un acontecimiento de una semana, es un proceso que toma de dos a tres años. No se me permitió hablar de los cambios durante estos últimos tres meses, pero eso me dio tiempo para ocuparme de la impresión, negación, tristeza, etc. Ustedes apenas están empezando a lidiar con esto y pueden verse tentados a dudar del amor de Dios o por lo menos de la preocupación de la Iglesia por ustedes. Esto es parte de la transición, por lo que es importante recordar que somos hijos amados de Dios, que hace bueno lo que parece malo. El techo en Nuestra Señora del Buen Socorro se dañó durante una tormenta, ahora tenemos un techo duradero, resistente al viento. El agua entró por una rejilla de ventilación en la escuela Sta. María y nos obligó a salir y a asociarnos en el amor cristiano con la Iglesia Harbor City. Hemos recibido $600.000 para restaurarla y ahora nuestra escuela es más moderna y atractiva. Mi transferencia, el padre Peter y el padre Brian abren paso para que los Heraldos de la Buena Nueva traigan sus dones a ustedes. Su orden es una orden misionera y están entusiasmados al venir a amar y alentar a cada una de nuestras siete parroquias y misiones. Esto podría ser algo maravilloso, mucho más de lo que esperamos. Hoy estamos tristes y podemos sentirnos traicionados, pero todavía estamos en las manos de Dios, que nos salva y nos envía su Espíritu Santo.
Es importante preguntarse, “¿Dónde está el amor de Dios en esto y qué es lo que el amor demanda de nosotros? En la fiesta de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre la Iglesia dando su poder para evangelizar. El espíritu viene a nosotros en el bautismo y en la Iglesia se manifiesta el amor de Dios. Pido al Espíritu que nos llene y nos haga conscientes de la presencia de Dios. Abrazamos la misión de Cristo para traer amor y misericordia a nuestra parroquia. Los sacerdotes llegan y se van, pero la parroquia sigue y el Espíritu Santo permanece. El amor me empuja a avanzar con fe y confianza.
El amor de Dios llena nuestros corazones con el deseo de agradarle. En Grays Harbor puede significar el apoyar al River Camp a moverse a Nuestra Señora del Buen Socorro. En Forks puede ser trabajar en el jardín o dar dólares para pintar la Iglesia o arreglar el techo. En Santa María significa dar a la Petición Católica Anual para renovar nuestro sistema de sonido. El amor de Dios nos mueve para recaudar capital para la Escuela de Santa María. El cambio de párroco es una oportunidad para considerar servir en el Consejo Pastoral o como maestro del catecismo. Cada parroquia necesita tu amor y ayuda. Tus sacerdotes necesitan tus oraciones.
Su siervo en Cristo, Padre Pablo