Queridos hermanos en Cristo,

Esta semana me gustaría reflexionar sobre la boda y el Sacramento permanente del Santo Matrimonio que Dios pretende que sea una fuente de vida y bendición para la familia. Cuando ustedes se preparan para la boda, deben tener presente que la boda dura un día, pero el Sacramento del Matrimonio está destinado por Dios desde el principio para durar toda la vida. En la celebración del sacramento la novia y el novio intercambian mutuo consentimiento a una unión permanente de amor delante de Dios y la comunidad. Esta es una alianza sagrada, en el que se hace un sacrificio delante de Dios, que tiene el resultado de crear al hombre y a la mujer como una sola carne dentro de un intercambio mutuo total de bienes y relaciones familiares. Dos familias se convierten en una con el consentimiento de dos miembros.

La vida del hombre y la mujer se puede dividir en antes y en después del matrimonio; el momento que dejan de ser seres humanos solteros y se convierten en una comunión de tres personas: esposo, esposa y Dios. Son los planes de Dios para el hombre y la mujer desde el principio de la creación. Dios creó al hombre y a la mujer que se unen en una sola carne en una comunión de amor que es un ícono de la comunión de amor que es la esencia de la Santísima Trinidad, comunión de amor eterno.

Dar tu sí a la vocación del matrimonio es uno de los pasos más importantes en la vida y el amor. El estado del Santo Matrimonio tiene un significado importante y un impacto para la pareja, para ambas familias, la parroquia y la sociedad en general. Por lo tanto, mucho ayudará a las parejas que están planeando casarse, mirar esto desde la perspectiva de entrar en una alianza sagrada y permanente y no como una celebración de “Revista de Novias”.

El enfoque secular hoy parece apoyar la dedicación de enormes cantidades de tiempo, esfuerzo y estrés en la búsqueda de: la iglesia más hermosa, el vestido más hermoso, el salón más elegante, las flores más coloridas, la mejor cena, el mejor fotógrafo y tantas COSAS que hagan de esta la mejor boda.

La plenitud de las bendiciones fluye de la gracia y la belleza de la mutua donación y no de las cosas. Es raro que un sacerdote se reúna con una pareja que piense en lo que más importa: tiempo invertido en la preparación del matrimonio; hablar profundamente sobre cómo vivirás tu vida familiar y tu vida espiritual; qué valores podrían ordenar su vida juntos; cómo practicar y crecer en la fe; y cómo harán que Dios sea el cimiento de su vida familiar.

Tristemente, muchos gastan cientos de horas y miles de dólares planeando la boda y luego se enojan con el sacerdote o el coordinador de las bodas que les piden que asistan a un retiro de fin de semana de Preparación Matrimonial. Podemos demostrar que las parejas que viven castamente antes del matrimonio y participan en la preparación matrimonial drásticamente reducen sus posibilidades de divorcio o separación y viven más felices y son matrimonios más estables.

Es increíble cómo muchas parejas se unen simplemente por la pasión y el romance, para llenar un vacío de la soledad o para encontrar a alguien que cumpla sus necesidades. La mayoría no tienen una idea clara de lo que realmente es una alianza matrimonial. La mayoría no entiende que el amor conyugal maduro implica: darse a sí mismo de una manera libre, fiel, fecunda y total para el bien del otro y el bien de los niños. Como el sacrificio de la Misa, el matrimonio es un amor sacrificado que se manifiesta entre un hombre y una mujer en sumisión a la ley moral divina, destinada a ser una bendición para la pareja y para toda la comunidad. Una alianza es una obra espiritual del Espíritu Santo y no está sujeta a la ley civil.

Tu siervo en Cristo, Padre Paul